Da igual el empeño que pongas, da igual tú fé y sobretodo da igual tu grado de esperanza, nadie cambia... Puede que lo haga durante un mes, puede que un año... Pero luego se olvida y todo vuelve a empezar.
Si alguien te levanta la mano una vez, da igual lo que prometa y da igual la cantidad de flores que te regale, siempre habrá una segunda...
Y al igual que esto está todo lo demás, no necesariamente tiene que ser algo tan fuerte... Pero la regla es la misma en todos los casos: si hay una primera, habrá una segunda...
Me gustaría no tener que pensar así, pero todo lo que he vivido ha sido lo mismo... Y no creo que algún día alguien cambie por mí.
Llegado estos casos, uno mismo sólo puede decir... "Lo siento, siento no poder aguantarte".
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Etiquetas: Paranoias, Quejas, Tristeza